viernes, 1 de octubre de 2010

2 de octubre, no se olvida

Paradójicamente declarado 1968 como Año Internacional de los Derechos Humanos por la ONU, ese año el mundo hervía en reclamo campal por respeto y libertad política y social.
Con barricadas se defendían las ideologías contra los autoritarismos y muchas fueron las desapariciones, asesinatos y detenciones ilegales que dejó en el mundo a millones de familias en la orfandad.

El año de 1968 fue particularmente significativo para el mundo, para su población, para sus familias, para sus políticos, incluso, para sus fuerzas militares.

La independencia de naciones La sacudida ideológica tuvo algunos detonadores en los movimientos de independencia de diversas naciones de África, Asia y América Latina que se mantenían como territorios coloniales ya fuese de países europeos como Inglaterra o los propios Estados Unidos.

La Revolución Cubana motivó no sólo la aparición y el fortalecimiento de movimientos guerrilleros de izquierda en América Latina, sino que robusteció aún más el cuestionamiento a los sistemas de dominación y despertó la conciencia social en favor de la solidaridad con los países oprimidos por las dictaduras y las guerras (Vietnam), así como un franco rechazo al imperialismo.

La Revolución Cultural Los movimientos estudiantiles, integrado por un sector altamente politizado, empezaron a encabezar las protestas públicas y a demandar mayores parámetros de libertad política y social. Sus iniciativas tuvieron la fortuna de sumar simpatías de sectores combativos como los obreros, pero también de otros supieron valorar en esas voces jóvenes demandas justas y oportunas, como los intelectuales y gremiales.

Las revueltas de estudiantes y docentes se multiplicaron en Europa: Francia, y su Mayo del 68 fue de los más emblemáticos, República Federal Alemana, España, Checoslovaquia, y Uruguay en América Latina, por citar algunos.

El historiador francés, Fernand Braudel (1902-1985), denominó al periodo como la Revolución Cultural de 1968, dado que revolucionó tres espacios fundamentales de la vida de una nación: la familia, los medios de comunicación y la escuela.

A la par llegaba la revolución sexual, el uso de las pastillas anticonceptivas y el rechazo a morales decimonónicas que prohibían el derecho al cuerpo, al placer, a la sensualidad y a la sexualidad. Y con ello, la incursión mucho más fortalecida del feminismo en México.

La plaza de las Tres Culturas Inserto en este movimiento mundial, hace 42 años, México vivió su propio vuelco en la historia. No sólo vio cómo la viejas rivalidades deportivas entre pumas universitarios y burros blancos politécnicos se diluyeron cuando la seguridad de sus estudiantes y espacios educativos se vieron violentados, incluso con la invasión del ejército a sus recintos.

México también respiró los cambios de una sociedad que salió a la calle segura de sí misma y demandante, muy a pesar de la reciente historia de allanamientos, violaciones, desapariciones y aniquilamiento de movimientos como el de los ferrocarrileros, maestros y médicos.

Ha de ser por todo esto que muchas y muchos abrevamos y respiramos hasta que se nos inoculó en la sangre al grado de transformar nuestras vidas, que el 2 de octubre no se olvida. No lo olvido.

1 comentario:

  1. Una muy buena descripción histórica que me enriquece en mis elementos de reflexión y en la conclusión de que México necesita hoy un movimiento aglutinador -y no dispersor- de fuerzas como fue el del 68. JA

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