viernes, 29 de octubre de 2010

Altar de muertas

REQUIEM.
“Por mí, no quedó”, era su frase y hoy su epitafio. María Victoria Llamas fue periodista aguerrida, creativa y comprometida, feminista hasta en la muerte, ya que no quiso dejar que la sorprendiera si no era en la gratísima compañía de sus amigas. En las épocas en que se daban chicles por cambio de morralla, fue capaz de juntar bolsas enormes y pagar son ellas el súper. De carácter fuerte, Mariví siempre tenía la palabra justa, era de crítica severa y siempre predicó con el ejemplo.

REQUIEM.
“No me pinto lo labios, para poder decir groserías”, decía son la sonrisa que iluminaba su cara. Esperanza Brito Moreno fue articulista de Novedades y directora de la primera revista feminista en América Latina: FEM. De andar pausado y tono delicado, Esperanza abrazó y luchó por que el aborto en México fuera “libre gratuito”. Defensora de los derechos de las mujeres al cuerpo y a la libre decisión de la maternidad, propuso y logró que en el Monumento a la Madre se pusiera, bajo las palabras de: “A la madre que nos vio nacer”, una placa que reza: “porque su maternidad fue voluntaria”.

REQUIEM.
“Éramos pocos, y parió la abuela”, solía rematar cuando el trabajo se acumulaba y el tiempo era poco para resolver los entuertos. Cecilia Loría fue una activista defensora de los derechos humanos y ciudadanos, luchó siempre por mejorar las condiciones de vida de las mujeres y de las familias, buscó siempre desde la educación popular que la gente tuviera mayores accesos para su desarrollo y bienestar, sobre todo, las mujeres. Era cálida y tenía siempre la palabra precisa para hacernos sentir bien o reflexionar sobre la situación en aras de avanzar. Tenía la sonrisa perfecta y el corazón único en el que todas y todos cabíamos en un huequito especial. Nos espera, como dijo: “entrando al cielo, a la izquierda”.

REQUIEM.
“Su ignorancia es supina” agregaba con un dejo de voz burlona y sarcástica. Irma Korosi era como el pan de muerto, única y especial. Era también brillante, sabia, lúcida y divertida. Conocedora de vinos tintos, bebedora de tequila y fumadora empedernida, su compañía estuvo siempre llena de buenos momentos y mejores comentarios. Como vieja diosa del ahuehuete solía ofrecer sus consejos certeros y promovía el desarrollo de las capacidades personales y laborales de la gente que la rodeaba. Con ella crecieron intelectos y múltiples amistades.

REQUIEM.
Por las mujeres asesinadas en Juárez, por las trabajadoras de la maquila recién asesinadas, por las mujeres que mueren por cáncer, por las mujeres que mueren de enfermedades prevenibles, por las que mueren por abortos clandestinos.

jueves, 21 de octubre de 2010

Si fumar es un placer

La satanización de las personas que fuman y las acciones que se han tomado supuestamente para desalentar el consumo del tabaco empiezan a resultar “sospechosistas”.

Bajo la falsa premisa de que aumentar el precio de la cajetilla de cigarros, legisladores y gobierno pretenden evitar que haya muertes prematuras con este vicio. Podría ser cierto que–según cifras de Phillips Morris- se trata de cerca de 13 millones de personas que son las que fuman en México, de los más de 120 millones de habitantes. Podría ser también que muchas de ellas padecerán enfermedades crónicas pulmonares o cánceres que eventualmente los lleven a la muerte.

Sin embargo, y aunque la medida podría evitar que algunos miles decidan dejar de fumar (quienes tengan el recurso, seguirán fumando aunque la cajetilla aumente, y quienes no ajusten, cambiarán de marca para fumar alguna menos cara o más cerca de sus presupuestos), lo cierto es que muy poco y mucho menos se hace en contra del alto consumo de alcohol que sí deviene en un mayor porcentaje de muertes e incluso asesinatos (sólo hay que pensar en la enorme cantidad de mujeres que sufren violencia intrafamiliar, y que en muchos casos decantan en el asesinato incluso, por efectos del alcohol en su pareja, uno de los disparadores más documentados y comunes).

Para reflexionar
1.- Mientras la cajetilla de cigarros se incrementará en 7 pesos la cajetilla; lo cierto es que el aumento por botella de licor no conlleva una medida semejante o de igualdad (para desalentar su consumo, que también es nocivo).

2.- Mientras el consumo del tabaco afecta a la salud de terceros, como un efecto colateral que no necesariamente mata; lo cierto es que el exceso en el consumo de alcohol es una de las principales causas de muerte por accidentes automovilísticos, y por ende, de muerte de terceros (hay que estar conscientes de que la principal muerte de hombres en este país es a causa de la violencia, y ésta está siempre acompañada del consumo excesivo de alcohol. Sólo hay que ver las cifras que se manejan en el Programa Nacional de Salud 2007-2012).

3.- Mientras el consumo de tabaco genera afecciones crónico pulmonares y cánceres diversos; el alcohol suma un mucho mayor porcentaje de personas con cirrosis o que padecen discapacidades varias por sus efectos.

4.- Mientras que se limitan los espacios a personas que fuman, sobre todo en recintos cerrados; a las que beben se les permite hacerlo en cualquier sitio y sin control (incluso la calle, sólo hay que mirar la cantidad de indigentes que deambulan alcoholizados o duermen sin miramientos bajo los quicios de los edificios, en parques y hasta módulos de vigilancia).

Algunas sugerencias
1.- Si el tabaco es tan nocivo para la salud de las y los jóvenes (ese es el pretexto del aumento a la cajetilla), ¿por qué no elevar también el costo de las bebidas alcohólicas, incluidas aquellas enlatadas que se venden como cocteles inofensivos (y que son de alto consumo entre la juventud)?

2.- Si para evitar el consumo del tabaco se limitan los espacios públicos, ¿por qué no establecer reglas de consumo máximo en bares, restaurantes y antros para evitar los excesos y sus consecuencias? (Por ejemplo, si el alcoholímetro establece que un determinado nivel es considerado prudente para deambular por la calle, debería equipararse en un número máximo de copas y eso establecerlo como límite de venta en lugares públicos.)

3.- Si para evitar el consumo del tabaco se ha reglamentado anular la publicidad en medios como la televisión y el radio, ¿por qué no también anular la publicidad de las casas productoras de alcohol?

Lo sospechoso
Queda claro que la falta de una reglamentación más coercitiva en el consumo del alcohol es tocar los intereses económicos de las grandes empresas productoras. La presión política y económica que ellas ejercerían si se ven afectadas, no se compara con la presión que podrían hacer las cigarreras, no obstante la inmensa diferencia de efectos nocivos que tienen las unas, frente a las otras.

Aumentar el precio de la cajetilla de cigarros no evitará que las y los jóvenes dejen de fumar o se inicien en este consumo. Siempre habrá opciones para que lo hagan.

Ojalá que los ingresos que pretenden recaudar por este consumo, efectivamente se asignen a la investigación y atención de personas que padecen enfermedades vinculadas a los efectos del cigarro, cuestión sumamente dudosa.

Pero sería mucho más benéfico que se tomaran medidas equilibradas y se combatiera tan ferozmente como al tabaco, el consumo de alcohol, una enfermedad crónica que sí afecta a mucho más de los 13 millones de habitantes que fuman y genera un porcentaje mucho más alto de discapacidades, fallecimientos y muertes colaterales que el propio tabaco.

viernes, 15 de octubre de 2010

Contra la tiranía, la libertad: Hidalgo

Más allá de la gran noticia que ha dado varias vueltas al mundo sobre el rescate con vida de los 33 chilenos trabajadores de la mina de San José, lo cierto es que tras casi 70 días de encierro, lo que recobraron fue la libertad.

Y sobre libertad aprendemos todos los días. Derecho inalienable que todo ser humano debe ejercer y que tiene sólo por límite el respeto al del ajeno para una convivencia pacífica. Sobre el cuerpo, sobre la ideología, sobre el credo, sobre la preferencia sexual. Derecho que se sojuzga con “asquitos” y declaraciones que se pretenden vanas pero que están cargadas de discriminación y rechazo.

En la película “Hidalgo, la historia jamás contada” de Antonio Serrano, a lo que nos enfrentamos es a esa decisión férrea de ejercer la libertad de pensamiento y actos, de defenderla y de rescatarla de la ignominia de los poderosos, de los que la limitan y la constriñen.

Los primeros años

“Hace muchos leí que el mejor escudo contra la tiranía es la libertad, y que no se puede renunciar a ella, porque es como renunciar a ser hombres”, sentencia un Hidalgo vigoroso, lleno de vida y colmado de esas lecturas prohibidas en la Nueva España que dieron sustento a la Revolución Francesa.

Profundamente conocedor de los textos de Rousseau, de los Enciclopedistas, de aquellos que hablaban sobre la igualdad, la fraternidad y la libertad, Hidalgo aprende, además, viviendo. Es testigo del desdén por los indios, de su marginación y destrucción, azuzada por las clases pudientes, y permitida e incluso auspiciada por el clero inquisitorial de la época.

Así será observador imberbe y pasivo del desalojo de los jesuitas del Colegio Nicolaíta, del que posteriormente será rector e igualmente perseguido dadas sus ideas y enseñanzas libres, que llorará la muerte de indios inocentes o se alebrestará contra la furia clerical que es capaz lo mismo de incendiar casas de palma y piedra, que recurrir a la fuerza militar oficial para destruir el sueño de una puesta en escena.

De Extra a protagónico

“Hidalgo”, el filme, está protagonizado por ese actor multifacético que es Demián Bichir (sólo hay que recordarlo en la obra de teatro Extras, donde realiza múltiples personajes femeninos y masculinos con sólo cambiarse de lugar el paliacate que usa como atuendo distintivo), y con el que coinciden magistralmente en actuación Ana de la Reguera (Backyard), Cecilia Suárez y Miguel Rodarte, entre otros actores y actrices.

Aquí, desvela a un joven de ideas claras, libertadoras y de justicia, comprometido con una patria que se construye en cada camino de tierra, en cada hato de nopales y se cura las borracheras de tequila con la popular, pero vetada música de jarabe.

No puedo, no quiero

La trama nos lleva del estudiante al párroco de Torres Mochas. Del intrépido jovenzuelo al firme hombre de ideales en que se convierte. Del aventurero estudiante de seminarista al atractivo y seductor cura que cae rendido a los pies de la joven Josefa con la que procrea otra familia (su mujer anterior, madre de sus dos primeros vástagos, se quedó en Valladolid, de donde lo castigan trasladándolo a Torres Mochas).

Pero también nos advierte respecto del odio y rencor con los que se cocinan las futuras batallas de Independencia, las que se cuecen a fuego lento en las voluntades indígenas que ven la hora de su venganza en el momento en que Hidalgo los llama a una lucha desigual pero rabiosa, con aquellas campanadas en la madrugada del 16 de septiembre.

En flash back miramos las carnicerías y el reclamo de Allende: ¡detenlos!; y el abatimiento de un Hidalgo que comprende, pero no justifica, que deja hacer sin convenir del todo: No puedo, Allende, y, ¡no quiero!

“Hidalgo, la historia jamás contada” nos acerca a un ser humano de carne y hueso, lleno de pasiones y dudas, de vicios privados y virtudes públicas. Con este Bicentenario, muchas y muchos han sido los personajes a quienes han despojado de sus investiduras rígidas y oníricas, para dejarnos mirar sus almas, sus desazones y sus ideales.

Una cinta mexicana, muy recomendable.

martes, 5 de octubre de 2010

El despótico Santa Anna

Inmersa, como mucha gente, en las reflexiones que devienen de las festividades por el Bicentenario, he tenido la oportunidad de acercarme, desde las biografías, novelas e historia misma, a personajes inusitados y que, seguramente en otros momentos, no lo hubiese hecho.

Tal es el caso del despótico Santa Anna. Atraída por la estupenda pluma de Enrique Serna, me atreví a incursionar en esta novela editada por vez primera en 1999 y reeditada en 2009 por Joaquín Mortiz.

El seductor de la patria, como se llama el libro de más de 500 páginas, no es, ni pretende ser, una biografía a pie juntillas de Antonio López de Santa Anna, sino que Serna lo reinventa “como un personaje de ficción” en el que explora “su mundo interior sobre bases reales”.

Climas, sentimientos y diálogos son obra de la creatividad de este escritor nacido en la Ciudad de México a finales de la década de los 50, en el siglo pasado. No obstante batallas, acciones y consecuencias fueron minuciosamente cuidadas por historiadores varios.

Egresado de la carrera de Letras Hispánicas de la UNAM, Enrique Serna incursionó en áreas de la publicidad y como argumentista telenovelero antes de ser atrapado por su propia escritura, de la que han emanado cuentos (Amores de segunda mano y El orgasmógrafo), ensayos (Las caricaturas me hacen llorar y Giros negros) y novelas, tales como: Señorita México, Ángeles del abismo (Premio de narrativa Colima) y Fruta verde, en las que lo mismo nos envuelve entre los efluvios de los certámenes de belleza, que nos catapulta al inquisitorial siglo XVII, o nos desliza entre los disímbolos mundos del hogar y el despertar adolescente en los trasgresores setentas del siglo XX.

Premio Mazatlán de Literatura, El Seductor de la Patria nos pinta a un Santa Anna rencoroso y déspota, incapaz de sentir afecto por nadie salvo por sí mismo. Serna nos desvela a un joven taimado que ve en la carrera militar la oportunidad de emerger por encima de los suyos con el poder que le ofrecen el uniforme y las armas.

Educado a punta de tratos rudos por sus jefes en el Ejército, Antonio López tuvo en sus superiores la mejor escuela para convertirse en el pendenciero que detentará la presidencia de la República durante once ocasiones interrumpidas por exilios y largos periodos de descanso en su hacienda de Manga de Clavo, ubicada en su natal Veracruz.

Narrada principalmente en primera persona, Serna utiliza el pretexto muy propio de un personaje tan pagado de sí mismo como Santa Anna de “dejar mis memorias” para hacer hablar a quien conocemos en la historia oficial como Su Alteza Serenísima.

No obstante, su alter ego está presente en la voz de su escribano y cercanísimo colaborador Manuel María Giménez, quien no escatima momento para ensalzar al dictador pero tampoco para plasmar con grandilocuencia sus supuestos aportes estratégico-militares que son los que, desde su óptica, dan los triunfos al general cuando los escucha o las derrotas cuando los desprecia.

Más ligero que una veleta, Santa Anna lo mismo se cobijó entre realistas que insurgentes, entre monárquicos o liberales que conservadores, todo con tal de tener poder; el poder de mandar a diestra y siniestra, de manipular voluntades, se saberse superior, de mostrarse supremo.

Página a página Serna me ha dado la oportunidad de acercarme a este despreciable personaje de la historia y conocerle un poco más de cerca. El personaje tal cual conocí desde el libro de texto queda muy corto ante lo que este escritor mexicano ha sido capaz de plasmar y ofrecer al público.

A cada frase el personaje se muestra fatuo y vanidoso, cobarde y descarado; tan abyecto como el sentimiento que lo movió a intentar destruir una federación como la naciente México, y que no obstante su perseverancia, salió avante y por eso ahora le celebramos sus primeros 200 años de Independencia.

viernes, 1 de octubre de 2010

2 de octubre, no se olvida

Paradójicamente declarado 1968 como Año Internacional de los Derechos Humanos por la ONU, ese año el mundo hervía en reclamo campal por respeto y libertad política y social.
Con barricadas se defendían las ideologías contra los autoritarismos y muchas fueron las desapariciones, asesinatos y detenciones ilegales que dejó en el mundo a millones de familias en la orfandad.

El año de 1968 fue particularmente significativo para el mundo, para su población, para sus familias, para sus políticos, incluso, para sus fuerzas militares.

La independencia de naciones La sacudida ideológica tuvo algunos detonadores en los movimientos de independencia de diversas naciones de África, Asia y América Latina que se mantenían como territorios coloniales ya fuese de países europeos como Inglaterra o los propios Estados Unidos.

La Revolución Cubana motivó no sólo la aparición y el fortalecimiento de movimientos guerrilleros de izquierda en América Latina, sino que robusteció aún más el cuestionamiento a los sistemas de dominación y despertó la conciencia social en favor de la solidaridad con los países oprimidos por las dictaduras y las guerras (Vietnam), así como un franco rechazo al imperialismo.

La Revolución Cultural Los movimientos estudiantiles, integrado por un sector altamente politizado, empezaron a encabezar las protestas públicas y a demandar mayores parámetros de libertad política y social. Sus iniciativas tuvieron la fortuna de sumar simpatías de sectores combativos como los obreros, pero también de otros supieron valorar en esas voces jóvenes demandas justas y oportunas, como los intelectuales y gremiales.

Las revueltas de estudiantes y docentes se multiplicaron en Europa: Francia, y su Mayo del 68 fue de los más emblemáticos, República Federal Alemana, España, Checoslovaquia, y Uruguay en América Latina, por citar algunos.

El historiador francés, Fernand Braudel (1902-1985), denominó al periodo como la Revolución Cultural de 1968, dado que revolucionó tres espacios fundamentales de la vida de una nación: la familia, los medios de comunicación y la escuela.

A la par llegaba la revolución sexual, el uso de las pastillas anticonceptivas y el rechazo a morales decimonónicas que prohibían el derecho al cuerpo, al placer, a la sensualidad y a la sexualidad. Y con ello, la incursión mucho más fortalecida del feminismo en México.

La plaza de las Tres Culturas Inserto en este movimiento mundial, hace 42 años, México vivió su propio vuelco en la historia. No sólo vio cómo la viejas rivalidades deportivas entre pumas universitarios y burros blancos politécnicos se diluyeron cuando la seguridad de sus estudiantes y espacios educativos se vieron violentados, incluso con la invasión del ejército a sus recintos.

México también respiró los cambios de una sociedad que salió a la calle segura de sí misma y demandante, muy a pesar de la reciente historia de allanamientos, violaciones, desapariciones y aniquilamiento de movimientos como el de los ferrocarrileros, maestros y médicos.

Ha de ser por todo esto que muchas y muchos abrevamos y respiramos hasta que se nos inoculó en la sangre al grado de transformar nuestras vidas, que el 2 de octubre no se olvida. No lo olvido.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

¡Viva México, cabrones!

Esta semana tenemos Bicentenario. Cómo no referirse a lo que endulza y agria la boca de la ciudadanía de este siglo XXI. Muchas son las críticas al México moderno, el que logró saborear apenas en el 2000 el grito del cambio. Sin embargo la historia de este México desgarrado por la pobreza de millones, inoculado por el virus del narcotráfico contra el que todavía no hay vacuna efectiva, enfermo de poder y atacado ferozmente por críticos que más parecen detractores, tiene un pasado lleno de traiciones y arrepentimientos; no obstante, en esta construcción irredenta pesan más los arrojos y las valentías, las resistencias y los compromisos inalienables por conseguir una patria, un país libre de la esclavitud y de la colonización, una nación unida, fuerte, independiente.

Gritos de muerte y libertad

Durante las últimas semanas hemos tenido oportunidad de acercarnos a una visión moderna y mucho más profunda de las y los personajes de nuestra historia. Como nunca se ha reivindicado la figura de doña Leona Vicario (Cecilia Suárez), proclamada Madre de la Patria por su entrega y sus aportes que fueron más allá de sólo parir una hija en una cueva o vender sus joyas para la causa insurgente. Su valía queda clara al difundirse hoy, a 200 años del inicio de la Independencia, sus ideas vanguardistas que quedaron plasmadas en sus escritos publicados en los diarios de la época, además de sus invaluables aportes al Congreso de Chilpancigo.

Gritos de muerte y libertad. Así se llamó la serie televisiva de pocos pero sustanciosos capítulos que terminarán este jueves. Capítulos salpicados de anécdotas, pero anclados en momentos cumbres que vivieron héroes como Primo de Verdad, Hidalgo y Morelos, Josefa y Leona, Guerrero y Victoria, o advenedizos como Iturbide y Santa Anna.

Magistralmente ambientada, espléndidamente actuada, elaborada con cariño y detalles que se notan al humanizar próceres antaño intocados, mostrados por los libros de texto oficiales como incólumes, hoy son expuestos de carne y hueso.

Bajo la dirección de Mafer Suárez y Gerardo Tort, y con el destello que nos ofrecen los escasos 25 minutos de video, nos adentramos en la piel de un Primo de Verdad (Mario Iván Martínez) incrédulo ante lo que pudiera hacer un “cura loco” como Hidalgo (Alejandro Tommasi), hombre de letras y sapiencia contagiado por las ideas de los Enciclopedistas franceses que proferían conceptos sobre la libertad, la fraternidad y la igualdad entre los seres humanos; y que a pesar de comandar las primeras batallas con picos, palos, trinches y piedras, armas de un ejército improvisado y pobre, no por ello deja de mostrar asombro y arrepentimiento ante lo que sus huestes iracundas y llenas de ancestral coraje son capaces de hacer contra el poder y la riqueza.

Alberto Estrella nos regala un Morelos para la historia, fuerte, valeroso y profundamente católico, temeroso de ese dios que todo lo ve, del que no quiere apartarse y por el que es capaz de recular y hasta renegar de sus actos, con tal de no escapar a su seno; no obstante su conciencia jamás se apartó del sentimiento profundo que lo llevó a empuñar las armas y arengar en favor de una nación libre, de la que modestamente se consideró su siervo.

Lumi Cavazos nos redime a una Josefa otrora marginada y sólo protagónica por sus golpes de tacón. Aquí la vemos de cuerpo entero, solidaria y entregada, visionaria, arrojada. “Tantos hombres para arrestar a una mujer” diría en el momento cumbre. Erguida y serena la vemos descender por la escalinata de su casa, presa por insurrecta, mientras los breves textos que hilan la historia nos recuerdan que mantuvo el silencio y jamás denunció a Allende, a Aldama o a Hidalgo, acción que sí realizó su medroso marido, el corregidor de Querétaro.

Qué decir de los irreconocibles generales Vicente Guerrero (Dagoberto Gama) o Guadalupe Victoria (Diego Luna). Astrosos, piojosos, barbudos y pelilargos, esos hombres de estampa límpida en textos de primaria, se antojan personajes de asombro. Cuántas desventuras generan en la inmaculada imagen de un héroe los años de acoso y huida, de enfermedades y hambre, de deambular entre senderos de selva y montaña, de vivir a salto de mata.

Estos gritos que nos regalan heroínas y héroes humanos, capaces de mostrar sus vicios privados y sus virtudes públicas, son relatos que fueron rigurosamente vigilados por historiadores reconocidos como Héctor Aguilar Camín, Javier García Diego, Enrique Flores Cano y Rafael Rojas, así como por Úrsula Camba, Alfredo Ávila y Juan Ortiz Escamilla.

Una serie digna de tener en casa, de volver a mirarla y que genera ese gusanito incómodo que nos puede llevar a saber más de nuestra historia, de las raíces de nuestra nación.

Y, ¿por qué no vivir este 15 de septiembre apasionadamente los 200 años de una nación que no acaba de ser lo que queremos, pero que tenemos, y de gritar, corazón en cuello, a todo pulmón: ¡Viva México, cabrones!

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Parque de las Américas

Tengo el privilegio de vivir justo frente a un parque grande, bien cuidado, en general limpio y que disfrutan lo mismo menores, que jóvenes y personas adultas, incluso mayores.

En el gobierno perredista de Ricardo Pascoe, como delegado en Benito Juárez, ese lugar cobró vida gracias a que se empeñó en hacerlo luminoso por las noches, circunstancia que impedía transitarlo una vez puesto el sol, dado que los riesgos a la seguridad personal eran altos.
Parque multifacético

El Parque de las Américas se ofrece con múltiples facetas. Por las mañanas es pista para quienes gustan de correr, caminar, trotar, no importa si es con pants, shorts o acompañados de su mascota. Siempre hay parejas que charlan mientras aplanan a paso veloz los senderos que se bifurcan y se encuentran cuatro jardineras adelante. Mientras unos dan vueltas, otros hacen abdominales, taichi, yoga, meditación y hasta aeróbicos a ritmos candentes.

Son horas de correr también al kinder o a la secundaria. Son horarios de tránsito de madres y padres con sus peques de mejillas rojas por el frío matutino que cruzan justo por el medio entre árboles y setos. Es momento en que las manecillas corren también y estudiantes de uniforme oficial, mochila al hombro, carpeta de argollas al brazo se pasean como queriendo no llegar a la secundaria, como tratando de que el parque se agrande más de lo que es.

Es la hora en que sale el batallón de limpia compuesto por tres o cuatro mujeres y hombres que barren con sus escobas de vara, llenan sus carritos de tambo naranja con las bolsas de basura doméstica que la comunidad suele depositar en los cestos –ojo, exclusivo para basura del parque--, riegan los prados, enderezan árboles y cortan el pasto o resiembran las flores.

Espacio de convivencia humana y animal Hacia el medio día y la tarde, cuando es momento de desandar el camino a casa, Las Américas se vuelve jardín de juegos, sus pasillos espacio para carreolas, su cancha de basquet se llena de jóvenes y los columpios chirrian a todo lo que dan envueltos en risas.

Por sus veredas trotan shnauzer, boxer, pastores alemanes, labradores, golden retriver, chihuahuas, pomerian, salchichas y criollos, la mayoría de ellos rescatados de albergues o simplemente de la calle. Algunos con correa, otros vigilados por sus amos.

La mayoría de las y los dueños recogen las heces, se comparten las bolsitas y hasta las pelotas, los freesbees y las galletas. Así se ha hecho la comunidad perruna. Se dan las tertulias bajo las palmeras o los eucaliptos. Se dan también las carreras alocadas de cuadrúpedos que gozan saltar, ladrar y hacer cabriolas. Se conocen vecinos nuevos y perros gruñones, se festejan cumpleaños con tartas de croquetas y se regalan pelotas y huesos de carnaza; se da la convivencia.

Las noches ya no son tan sombrías. Aunque ahora le faltan algunos focos, el parque nocturno está tomado por mascotas y amos, cuyas voces ambientan el lugar hasta entrada la luna en el cenit.

Los cánceres del parque La indigencia –como le llaman los policías del sitio--, son fuerte foco de infección. Empezaron tres, pero ahora se pueden juntar hasta siete hombres y por lo menos dos mujeres que beben y beben hasta quedarse aletargados por el alcohol. No es difícil saber dónde esconden sus botellas de mezcal barato. Y se identifica la zona como la que Wilde describía en el Gigante Egoísta: ese rincón donde aún nevaba, a pesar de que la primavera había tomado en el jardín.
La comunidad denuncia, y la policía responde: Para qué los detenemos si el juez los suelta en menos de una hora, porque son indigentes y no pueden pagar la fianza. Y ellos, sabedores de eso, deambulan zombies, defecan entre arbustos, duermen la mona en las bancas, se vomitan entre las flores...

Lo peor es que el alcohol trae otros males, otros vicios, otros dillers. Y con ello, otros peligros.

La basura. La gente de los alrededores tiende a llevar sus desperdicios domésticos al parque. Por las mañanas no es difícil mirar una gran laguna de bolsas que esperan pacientes a que el camión arribe. Mientras, pueden ser zona de gourmet de perros desobedientes o callejeros, e incluso de indigentes que siempre encuentran algo al razgar las bolsas. No es difícil pasar por allí en medio de olores fétidos y moscas zumbonas que invaden la atmósfera. El batallón de limpia aporta lo del parque. La montaña crece en tanto la mañana se avejenta.

La vigilancia. El módulo está ubicado al oriente del parque. Siempre hay uno o dos elementos de azul. Nunca dejan su puesto. Por ello, el parque no tiene vigilancia. No lo caminan, sólo miran hasta donde la cancha de basquet pierde su nombre para convertirse en gimnasio público. Las patrullas circulan por las calles que lo circundan, pero nunca se bajan los elementos. Adictos y basura se concentran en el medio del parque, fuera de la mirada policiaca. ¿Cómo solucionar problemas que no reporta la autoridad, ni se cerciora de que no exista?

El mantenimiento. Si bien durante la gestión perredista de Pascoe se limpió el parque, se arreglaron y pusieron a funcionar los arbotantes, y se peluquearon las palmeras; con los gobiernos panistas todo esto se ha dejado de lado. Con ventarrones y lluvias, las palmeras tiran las ramas secas, con peligro de accidentar personas; los focos de los arbotantes, poco a poco se han ido fundiendo –curiosamente en la zona “nevada” de los “indigentes”-- y no se reponen; un buen día amanecimos con una torre para ambulancias en el poniente del parque, que sirve más de albergue para la pandilla de alcohólicos que para servicio de ambulancias; y otro más, nos sorprendimos porque toda una isla donde crecían árboles añosos y se vestía de flores en primavera, se montaron una serie de monolitos de piedra al más puro estilo Stonehenge. Nadie sabe para qué sirven o en honor a quién o qué se erigieron. Se habla, como siempre, de la necesidad de gastar el subjercicio.

Y, ¿por qué no? La comunidad del parque cuida su espacio, denuncia anomalías y hasta se cansa de mirar la indulgencia con la que se manejan estas autoridades. Habrá que repensar eso de la reelección, a lo mejor es la forma en que legislativo y autoridades voltean un poco a sus comunidades y sus compromisos políticos.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Las únicas culpables

Qué fácil es dejar la única y exclusiva responsabilidad de la violencia contra las mujeres, en las mujeres. A lo largo de más de tres décadas de militancia en el feminismo, en ningún momento he dejado de escuchar la eterna crítica de que si los hombres son machos, se lo deben a las mujeres, pues ellas así los crían.

Múltiples veces he escuchado también discutir las condiciones en que esa educación se transmite y de las diversas partes que tienen responsabilidad en la herencia cultural, entre las que se cuenta primordialmente el Estado.

Nuevamente el debate se presenta en boca de Cristina Dyjak, funcionaria de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem), quien vuelve a responsabilizar a las mujeres de ser las que deben promover la equidad de género desde sus hogares.

Tal parece que la funcionaria se quiere sacudir la responsabilidad que le compete a una institución como en la que trabaja respecto del propio compromiso que tiene para incidir en la modificación de conductas ancestrales y patriarcales que devienen en el machismo.

Transmitir una educación basada en el respeto y la igualdad de género no es viable si no se atienden otras aristas de la problemática, como son la publicidad, la educación formal, la ausencia de una presencia paterna en la educación en la familia, donde patrones de discriminación, de marginación y falta de reconocimiento a las capacidades de las mujeres está presente.

Los patrones culturales a los que aduce la funcionaria que habrían de eliminarse están profusamente fortalecidos por el lenguaje sexista y las imágenes a las que cotidianamente nos enfrentamos.

La publicidad es una de las ramas que se deben atender, pues son las que persisten en seguir asignando a las mujeres su pertenencia al mundo de lo privado. No en balde se han criticado copiosamente aquellos destinados a la limpieza del hogar, donde “ella es la reina” y él sólo aparece como verificador calificado de la calidad del producto.

Incluso ahora, casas comerciales de prestigio, o de productos de belleza exacerban sus efectos benéficos para conseguir mujeres ardientes o las pintan frívolas, interesadas y monetarizadas.

Si bien es cierto que la violencia que se vive en casa, se aprende como algo natural, también lo es que el refuerzo a través de mensajes publicitarios –institucionales y comerciales--, de programas televisivos y de una educación pública carente de equilibrio y respeto a las mujeres, hace el efecto correspondiente.

Los libros de texto siguen sin incluir a las mujeres en su trascender histórico, sin mostrarlas como seres capaces de crear literatura, ciencia, arte, política; minimizan sus logros y ocultan sus avances.

Sin ejemplos a seguir en áreas diferentes a las patriarcalmente otorgadas a las mujeres, nosotras no podremos ayudar a eliminar del cotidiano nuestro sempiterno papel como reproductoras y seres al servicio de las y los otros, ya sea en la cocina, en el cuidado de la salud, en el cuidado de la economía familiar, en la atención al vestido, al ocio y a la educación informal.

El Estado tiene una responsabilidad que ha soslayado en todos los ámbitos, desde la elaboración y diseño de políticas públicas incluyentes y con equidad, hasta predicar con el ejemplo.

Y, ¿por qué no exigimos, para empezar, el cumplimiento y difusión de leyes como la de Igualdad entre mujeres y hombres, contra la Discriminación o la de una Vida libre de violencia contra las mujeres?

lunes, 23 de agosto de 2010

Si Juárez viviera

En el proceso de construcción del México revolucionario, se levantaron las voces eclesiales en contra de las decisiones políticas que iban dando piso y cimiento a una nación. Hoy día, a 100 años de aquel momento que nos colocó como país a la vanguardia, la iglesia católica vuelve por sus fueros de manera cada vez más intolerante y sañosa.

Herederos de una cultura de hipocresía total, quienes predican una cosa en el púlpito, pero en los hechos son capaces de cometer atrocidades que luego pretenden limpiar minimizando sus efectos, curas, obispos, arzobispos y cardenales de la más recalcitrante ideología de la intolerancia y promotores de la violencia, insisten en pasarse por el arco del triunfo los ordenamientos y las normas del Estado.

Hace ya muchos ayeres que la iglesia dejó de tener, por ley, ascendencia sobre las decisiones ciudadanas y de soplar al oído del virrey las normas a seguir. Somos la ciudadanía quienes determinamos quienes nos gobiernan, con qué programas políticos, bajo qué parámetros ideológicos queremos ser administrados y gobernados. Eso lo ganamos con la Independencia, lo asentamos con la Reforma y lo confirmamos con la Revolución.

Aunque Norberto y sus secuaces parece que no conocen esa parte de la historia. Y puede ser, dado que fueron educados bajo esquemas que les obliga a reconocer como único jefe de gobierno al papa, y las únicas leyes, las que se dictan desde el Vaticano.

Norberto, Sandoval Íñiguez y Martín Rábago, entre otros vociferantes insisten en ponerse por encima de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la que de manera muy clara determina que es derecho de la ciudadanía profesar la creencia religiosa que más le agrade, misma que podrá seguir a su libre albedrío en los sitios señalados para ello, y siempre y cuando no infrinja lo que la propia Carta Magna o leyes que emanen de ella dictaminen (ver Art. 24).

Y los clérigos se han empeñado en pisotear una y otra vez las garantías individuales con que nos dota la Constitución, los derechos ciudadanos a no ser discriminados por nuestro género, religión, opinión, preferencias, por nuestro estado civil, o cualquiera otra que anule o menoscabe los derechos y libertades de las personas, entre otras (ver el artículo 1o).

¿Cuáles de éstos han respetado? Algunos ejemplos:

Las mujeres no podemos acceder a puestos de toma de decisiones dentro de la iglesia –ser curas, obispas, arzobispas o cardenales—porque la propia normatividad de la iglesia lo impide.

Entonces, si la iglesia católica no permite que las leyes civiles incidan en sus leyes, ¿por qué el Estado ha de ceder a los caprichos de estos señores? Aquí hay una clara discriminación por género.

Desde la opinión eclesial, las mujeres no podemos decidir sobre nuestro propio cuerpo, sobre nuestra sexualidad ni tener acceso al placer, porque desde su muy obtusa óptica, sólo estamos llamadas para ejercer la maternidad, cualquiera que sea la forma en que hayamos quedado preñadas. Se les olvida que en las paredes de conventos y seminarios se han encontrado fetos emparedados, productos de los escarceos sexuales entre hombres y mujeres de hábitos, que han de ocultar.

Homosexuales y lesbianas no son bienvenidas al seno de la iglesia, y se le olvida a la iglesia los cientos de curas que sólo se levantan las naguas para sentir el placer que les puedan proporcionar niños y niñas. Pederastia y homosexualismo son una constante entre clérigos, se saben, se han denunciado y el peso de la ley civil no les toca un pelo, porque los gobiernos panistas aceptan que la iglesia tenga sus propias normas y castigos. El caso más sonado y vergonzoso es el deMarcial Maciel.

Del estado civil, ni habría que tocarlo. Se trata de un derecho que sólo compete al Estado, y la iglesia católica no lo es. Si la iglesia no quiere casar a homosexuales o lesbianas, está en su derecho de no hacerlo. Pero cualquier pareja, incluidas las que tienen preferencias sexuales diferentes, tienen derecho a solicitar su acta matrimonial ante jueces civiles, que son los representantes del Estado laico en el que vivimos y por el hemos peleado.

Pero las necedades de los de negro, morado o púrpura van teniendo consecuencias. Ayer fue agredida una reportera por un prestanombres del clero. La intolerancia sólo provoca violencia. Y ellos son los primeros que llaman al ataque, a romper las leyes que nos han dado democracia, gobierno y estabilidad como nación civilizada.

Y, ¿por qué no hemos tenido una sola declaración de la Secretaría de Gobernación al respecto?

miércoles, 11 de agosto de 2010

Hacia la Edad Media

En este bicentenario de Independencia, en este centenario de Revolución, México sigue sorprendiendo.

Camina hacia atrás, insiste en desdibujar su marcha de país vanguardista y ponerse a la cabeza de un movimiento que lo lleve hacia la época en que las personas sin recursos, con pieles de ébano o rasgos de ídolos de piedra eran seres sin alma y sin sentimientos, factibles de hacerles esclavos o desecharles como basura, de usarles hasta morir, de despreciarles e incluso esconderles sólo porque su color o su estrato social no estaba a la altura de las expectativas de esas sociedades de morales rancias, hipócritas y podridas.

Esa es la actitud que veo y siento en las declaraciones de gobernadores que, en papeles de decimonónicos virreyes, que en una clara postura dictatorial y autócrata, desprecian los fallos de la Suprema Corte de Justicia –ya sea en el respeto y constitucionalidad de los matrimonios entre personas, aunque sean del mismo sexo, o el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo--, cuando es precisamente ese sistema el que nos conformó como nación, por el que fuimos a varias guerras, entre ellas la Cristera y el que supuestamente estamos celebrando este 2010.

En una clara posición de burla y desdén, gobernadores como Guillermo Padrés Elías, el panista de Sonora –quien ha dicho que en su estado no habrá tal validez para los matrimonios entre personas del mismo sexo, así nomás, por sus pistolas, o sea, ¿más clara la autocracia?--, y José Calzada Rovirosa, el priísta de Querétaro –que ha propuesto la designación de “espacios especiales” para parejas homosexuales y lesbianas que acudan a restaurantes, con el fin de evitar “espectáculos”-- son el mejor ejemplo de que México camina a la inversa.

Ya el jalisciense Emilio González Márquez ha puesto su granito de arena con controversias constitucionales ante la despenalización del aborto, lo mismo que el guanajuatense Juan Manuel Oliva Ramírez, cuyo gobierno mantiene la postura de que las mujeres que están encarceladas cumpliendo una condena por 30 años, no están allí por aborto, aunque éste fue espontáneo, sino por privar de la vida a un ser humano. Ambos, seguramente se sumarán entusiasmados a las voces de sus aliados ideológicos (aunque pertenezcan a distintos partidos políticos), Padrés y Calzada.

Estas acciones de profundo egoismo, de clara intolerancia e incomprensión, de reprobable desprecio e insondable desconocimiento de los derechos humanos son las que dividen familias, amistades, sociedades; son las que enconan odios y generan respuestas de violencia.

En momentos en los que México acaba de vivir una de las marchas más inusuales, la de periodistas, que está dando inicio a un nuevo proceso precisamente por la violencia que están viviendo sus miembros, sobre todo en los estados, en contra de sus vidas, su seguridad, pero sobre todo en la defensa y respeto a su trabajo, al derecho a informar y por la libertad de expresión, es realmente penoso y desanima que los titulares de los gobiernos, esos servidores públicos electos para administrar y gobernar en favor de las mayorías, se muevan unilateralmente por convicciones propias y morales personales.

Chiapas ya vivió su momento de alto índice de homicidios de homosexuales; Ciudad Juárez sigue padeciendo el resultado del odio de género con su creciente número de mujeres asesinadas; los índices de violación y asesinato no han bajado, muy por el contrario. Sabemos que el Estado de México es la entidad que más asesinadas arroja, y para muestra el premio que la CONAPRED le otorgó a Humberto Padgett León por su trabajo sobre el tema.

¿Qué sigue? ¿Camiones con compartimentos separados para personas con tatuajes o piercings? ¿Volvemos a bajar de las banquetas a quienes visten huipiles y calzones de manta? ¿Regresamos al encierro entre cuatro paredes a las personas con discapacidad?

Y, ¿por qué no volteamos hacia esos países desarrollados para saber cómo llegaron a esos niveles de avance y al mismo tiempo aprendieron a respetar los derechos humanos de sus habitantes, en lugar de enclaustrarnos en nuestros mundos internos de soberbia y fatuidad, confinando al resto a la ignorancia y el temor?

lunes, 2 de agosto de 2010

La respuesta -hasta ahora- es el silencio



Abrazamos una profesión sin igual. No sólo nos ofrece la oportunidad de estar en el momento mismo en que se produce la historia, donde nace la leyenda y se conoce el secreto íntimo del hecho; sino que además nos brinda la enorme responsabilidad profesional de narrarle a la sociedad sobre esa verdad que nos atraviesa los sentidos y el intelecto, un servicio y una misión que de pronto parecen relegados por el marketing, pero que cuando nos enfrentamos a situaciones de profundo repudio, como el amedrentamiento y la cohersión, queda claro que se sigue haciendo.

A raíz de los más recientes secuestros de periodistas en la Comarca Lagunera, se vuelve a mostrar la fragilidad en la que trabajamos. Desde el artero asesinato de Manuel Buendía, hasta los múltiples ataques que al final terminaron con la vida de Jesús Blancornelas, como ejemplos emblemáticos y sentidos, el vulnerable gremio ha aportado vidas y sangre de hombres y mujeres en esta guerra de poderes.

Ejemplos infaustos no faltan. El Programa de Libertad de Expresión del Centro de Periodismo y Ética Pública (CEPET), documentó la agresión contra 183 periodistas en 2009, y 13 asesinatos; 10.23 por ciento más en relación con 2008. Con base en información de la agencia cimacnoticias, se sabe que del total de profesionales de la comunicación que sufrieron agresiones el año pasado, 27 eran mujeres periodistas : 20 reporteras, una camarógrafa, una fotógrafa, 3 comunicadoras de radio, una de radio comunitaria y una portavoz.

Aunque llevamos muchos años contabilizando las agresiones contra periodistas por su actividad profesional, hay que celebrar que –no obstante deberse a un acto aciago-- finalmente esta última agresión esté movilizando al gremio, y ojalá que ahora sí se haya vertido la gota que derrame el vaso de agua.

Hubimos de sumar nombres y vidas, como el de María Esther Aguilar Casimbe, reportera del Diario de Zamora y corresponsal de Cambio de Michoacán, desaparecida desde 2009. Como ella, muchas otras en años anteriores fueron alargando las listas de periodistas agredidas, amenazadas, e incluso, asesinadas.

Tales son los casos documentados de 23 periodistas mujeres entre 2005 y 2010, de los que 3 han terminado con la vida de ellas. Bajo el silencio absoluto de las autoridades judiciales federales y locales, están por ejemplo, las indagaciones de los homicidios de Teresa Bautista y Felícitas Martínez, periodistas de la radio comunitaria oaxaqueña “La voz que rompe el silencio”.
No obstante ser comunicadoras y comunicadores, periodistas en activo desde cualquier trinchera, la paradoja del silencio nos envuelve. No han bastado las múltiples iniciativas puestas en marcha por el ejecutivo como la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra Periodistas, para resolver la impunidad en la que siguen actuando esos sectores que atentan contra el gremio, el derecho a la información y la libertad de expresión. Baste citar el caso de la compañera Lydia Cacho para visualizar el amplio espectro del fango.

La exigencia por ejercer una profesión con políticas reales de protección es una de las múltiples demandas que las y los periodistas harán este sábado 7 de agosto en la marcha a la que se ha convocado a través de redes sociales. Partirá del Ángel de la Independencia al Zócalo. La cita es a las 12 del día. Y ya empiezan a circular los manifiestos.

Copio aquí la más reciente:

Carta abierta de periodistas de diversos medios : “A raíz de la liberación de nuestros compañeros periodistas, secuestrados la semana pasada, manifestamos que:

1. Celebramos su liberación y expresamos nuestra plena solidaridad con ellos y con los medios que representan.

2. En esta etapa de violencia por la que atraviesa nuestro país, recordamos también a todos los compañeros periodistas y comunicadores que han perdido la vida, han sido amenazados o desplazados en el ejercicio de su profesión. Nos solidarizamos con sus familias, sus amigos y sus medios.

3. Los periodistas y comunicadores padecemos, al igual que toda la sociedad, la violencia que azota al país. Lamentamos profundamente lo que está sucediendo. Nuestra labor es la de informar. Por ello, sostenemos nuestra convicción de denunciar con toda energía cualquier hecho de violencia, incluidos aquellos que atenten en contra de un medio de comunicación o un periodista.

4. Tenemos claro que los delincuentes han decidido declararle la guerra también a los medios de comunicación, porque buscan así cancelar el ejercicio libre de nuestra profesión, indispensable para la democracia. Apuestan, pues, por matar al periodismo y ponerlo a su servicio, lo que por desgracia ya ocurre en algunas regiones del país. Desde hace tiempo, el ejercicio de la profesión periodística se ha convertido en una actividad de alto riesgo. Justo por ello expresamos nuestro compromiso con la comunicación y con la libertad para el ejercicio profesional. No cederemos.

5. Lo ocurrido la semana pasada nos sorprende solos, desunidos, y debe obligarnos a una reflexión colectiva sobre el ejercicio periodístico, que redefina nuestras políticas editoriales en la cobertura de este tema. No podemos navegar solos en estos momentos y no podemos quedarnos en la mera solidaridad con los compañeros caídos. Tenemos que construir los espacios de reflexión y debate que sean necesarios, para definir las mejores políticas de comunicación conjuntas y para hacer frente a la delincuencia. Los medios pueden y deben contribuir, cumpliendo con su papel, a la construcción de un México mejor.

6. Reiteramos que nuestra labor es informar. Lo seguiremos haciendo.”
Fuentes: Excélsior, El Universal, Milenio, El Economista, La Razón, Mario Campos, Imer; noticiario de Pedro Ferriz de Con, Imagen; Javier solórzono, Radio Trece; Martín Espinosa, Reporte 98.5; y W Radio.

Y, ¿por qué no sumarse para que por nosotras y nosotros, no quede, como dijera Mariví?

lunes, 19 de julio de 2010

Una mente comodina

Hay de tragedias a tragedias. Y todo depende de la generación a la que se pertenezca para que ésta tenga una trascendencia y peso distintos. Ni duda cabe que una de las peores es perder el celular. Ese pequeño artefacto que se incrustó en nuestras cotidianidades cual tatuaje indeleble y que nos ha hecho ver y vivir la vida con muchos más placeres que sinsabores.

Con esto de las nuevas tecnologías, a una ya se le olvidó lo útiles que eran esas diminutas agendas para el bolso de mano. Recuerdo -y hasta la fecha lo hago, pero se quedan intactas todo el año- la afanosa búsqueda en las épocas decembrinas de esas libretitas que cupieran junto a la cartera, que fueran diminutas, funcionales, que tuvieran lindos colores, fotos o frases motivadoras, un buen espacio para escribir la cita cada vez con letra más grande y que solíamos cargar dos o tres meses después de iniciado el año, junto con la nueva mientras copiábamos los números telefónicos de la viejita.

Hace unos días, mi celular tuvo a bien darme un susto. De pronto dejó de funcionar y no había forma de prenderlo. Los amigos de Telcel dijeron que para revisarlo, debía autorizar que, si era necesario, se le hiciera un borrado total de la memoria. Sólo pensar que todos mis números de contacto con el mundo estaban allí, salí desesperada de ese consultorio y en busca de otros médicos que me dieran alternativas menos radicales y funestas.

De pronto me vi en la indefensión, no podía comunicarme con nadie. Me di cuenta que no recordaba más allá de los números telefónicos de mi casa y por supuesto el de mi celular, pero, ¿y el de mis seres queridos, de mis amigas, de la oficina o amigos?, nada, ninguno, ni por equivocación.

Hasta antes de que llegaran a mi vida celulares, computadoras personales, palm o cualquiera tecnología de amplia memoria y capacidad, mi cerebro era capaz de recordar un sinfín de números telefónicos y direcciones vinculadas a los nombres y apellidos de las y los dueños, pero no sólo, sino que además tenían rostro.

Me sabía no sólo el de mamá sino el de su trabajo, el de la oficina de papá, el de casa y los de la familia: la abuela, el tío, la tía, el primo recién casado; los de las amigas, el del novio e incluso, el de la tienda de la esquina!

La mente es una comodina. Cuando tiene la posibilidad de emplearse en otros menesteres, olvida ciertas funciones y aprende otras. Así que la mía olvidó cómo recordar números telefónicos, cómo vincularlos con direcciones y caras, porque aprendió a mover un botón que le ofrece toda esa información; a veces, hasta dudo de mi número celular y lo corroboro apretando ese botoncito bien aprendido.

Ya no necesito darle cuerda al despertador ni apuntar las citas de trabajo, todo me lo resuelve ese cada vez más pequeño y competente aparato. Y es que estamos tan habituadas/os a que todo está en el celular, que efectivamente cuando lo perdemos, sentimos que la vida se nos va...

Y, ¿por qué no, además de resguardar la información en otro disco duro, recuperamos al vieja tradición de la agenda de bolsillo?

miércoles, 7 de julio de 2010

Para entender a México

Este fin de semana recibí “Viaje por la historia de México”, una edición producida por la Secretaría de Educación Pública, mediante la cual se ofrece una visión muy general de la historia de la nación. Por supuesto, en el marco del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución. Tal como decía la carta introductoria signada por el presidente Calderón, es un esfuerzo del gobierno federal para acercar la historia a la ciudadanía. Así que supongo que mucha gente ya tendrá en sus manos el volumen, o estará por recibirlo.

Enhorabuena por el esfuerzo; lástima que tenga garrafales carencias. Tal como está presentada la obra, parece que México fue forjado por hombres, sólo hombres. Como accidentes --aunque afortunados--, las mujeres estamos únicamente representadas por dos grandes iconos: Juana Inés de la Cruz y Josefa Ortiz de Domínguez, aunque esta última es enfocada más bien a través de su relación conyugal con el corregidor de Querétaro, que por su trascendental y activa participación en el movimiento.

Del Imperio mexica al México moderno, el del cambio democrático, todo está sucintamente colocado y ordenado a partir de estampas de “personajes ilustres”. No obstante, en cada una de las etapas de construcción del país, hubo mujeres ejemplares que dieron su vida en batallas y luchas, que participaron con su inteligencia y conocimientos en la conformación de planes y programas, que invirtieron sus fortunas apostando al crecimiento y desarrollo de lo que hoy es México.

Y, sin embargo, sus esfuerzos no son reconocidos. ¿Valieron más las vidas de Aldama o Bravo que las de Manuela Medina o Gertrudis Bocanegra? Ellos y ellas pelearon con armas en la mano por la Independencia, tomaron plazas, liberaron pueblos, participaron en la elaboración de estrategias y políticas, sufrieron prisión y cayeron víctimas de las balas enemigas. Medina incluso fue reconocida como capitana por el generalísimo Morelos, en reconocimiento a su arrojo y valentía, los que mostró incluso en la toma del Fuerte de Acapulco. ¿Fue más valiosa la participación de Allende o Abasolo ante lo que entregaron y dieron Leona Vicario –Madre de la Patria, según fue oficialmente reconocida--, Petra Teruel o María Ignacia “La Güera” Rodríguez? Como los varones, ellas tampoco dudaron en aportar sus riquezas para la compra de armas, ni se amedrentaron cuando hubo que llevar pólvora o misivas escondidas entre las ropas y menos aún se arrepintieron cuando cayeron presas del enemigo y padecieron escarnios, tortura e incluso la muerte.

Y qué decir de la parte sobre la Revolución, donde ni por equivocación están Carmen Serdán o Antonieta Rivas Mercado, Elvia Carrillo Puerto o Hermila Galindo, por mencionar a algunas de las muchas mujeres de valía sin cuyos aportes el México moderno carecería de los grandes movimientos en la música y la literatura (donde los beneficiados, entre otros, fueron Vasconcelos y Revueltas), e incluso propuestas políticas de vanguardia en equidad y género, que devinieron en la legalización del voto de las mujeres en 1953, por ejemplo.

Y de la época moderna, ni mención a grandes mujeres intelectuales y políticas como Rosario Castellanos –poeta y diplomática--, Mariana Yampolski –grabadora y fotógrafa--, Frida Khalo –pintora y militante política--, Adelina Zendejas –periodista y militante política--, Amalia Castillo León y Margarita García Flores –promotoras del voto para las mujeres y militantes políticas--, Elena Garro –escritora--, Julieta Fierro –investigadora y astrónoma--, Sabina Berman –dramaturga y activista por los derechos humanos--, Marcela Fernández Violante –cineasta y activista de la cultura-- o Griselda Álvarez –primera mujer gobernadora en el México del siglo XX.

Todas ellas son tan valiosas como Carlos Fuentes, Octavio Paz y Carlos Monsiváis. O ¿es que su obra y sus aportes a la vida nacional son menores que las de estos insignes iconos masculinos?
El esfuerzo de “Viaje por la historia de México” habría valido mucho más la pena si no se hubiese incurrido en la sempiterna falta de invisibilizar a las mujeres, de soslayar sus contribuciones a la vida de una nación, de mantenerlas en los sótanos de la historia.

Y, ¿por qué no dijo –o hizo-- nada el Inmujeres, que en sus manos tiene el encargo de mirar la transversalidad de la visión de género en las políticas públicas y obras del gobierno federal?

miércoles, 30 de junio de 2010

Rendición de cuentas

Se acabó la fiebre del Mundial, lo que no obsta para que se mantengan vivas las quinielas y algunos momentos de euforia muy íntima por los equipos que van avanzando y que diversifican las preferencias públicas.

Sin embargo, las hogueras se prenden. Caen, calientes por el juego, funcionarios de poca monta que se marean con 5 centímetros de poder, tal vez amparados en los parentescos que dan supuesta seguridad y exaltan las prepotencias. Y no falta el diputado baquetón que está más pendiente de pedir cuentas al entrenador de la Selección Nacional, que de mirar los verdaderos pendientes que el cargo legislativo le confiere.

Rendición de cuentas es lo que hay que exigir, ni duda cabe. Pero hay que enfocar realmente los objetivos que beneficien a la sociedad en su conjunto: seguridad, derechos humanos, política social, reforma del Estado, etc., que para eso fueron electos quienes ahora legislan.

Los peores momentos que ha vivido este país no han sido, ni por mucho, los goles en contra que recibió el Tri, sino la cantidad de homicidios cometidos por el crimen organizado que ahora afecta, como en su momento sucedió en Colombia, a la esfera política: han pasado de los jefes de policía a los candidatos, de las guerras entre sicarios a amedrentar el trabajo de las y los defensores de derechos humanos, ahora también vituperados por el mismísimo secretario de Gobernación, a quienes llamó “tontos útiles a la delincuencia”. ¿Dónde está el respeto a las instituciones de este país, señor?

El Vasco lo dijo en su momento: tengo que entregar un informe. Y por supuesto, rendir cuentas de lo realizado, lo alcanzado y lo no logrado. Lo más importante: por qué. Y la ciudadanía debería exigir lo mismo a sus representantes: saber qué hacen o han hecho, las promesas que los llevaron hasta una curul, ¿se han cumplido?, ¿cuál es su estado?, ¿cuáles los avances?

Las dudas saltan en todo momento. ¿Por qué hasta ahora, en plena efervescencia electoral, se anuncia la anulación de la tenencia? ¿En dónde están las y los menores del caso Casitas? ¿Habrá justicia para las madres y padres de las niñas y niños muertos en la Guardería ABC? ¿Sabremos dónde está Diego y quién lo mantiene oculto? ¿Habrá investigaciones serias y posible castigo contra Marín, Ulises y Beltrán por sus supuestas arbitrariedades?

No. El flamante diputado priísta Rubio Barthell está más preocupado por la alineación de Cuauhtémoc o del Chicharito. A los árbitros ineficientes ya les llegó su regaño y las consecuencias de su mal desempeño. Blatter pide perdón y anuncia la posibilidad de la inclusión de nuevas tecnologías para apoyo del arbitraje. El futbol se moderniza. Pero, ¿cuándo les llegará el premio o el castigo a las y los representantes populares que no cumplen con su encargo ciudadano?

Y, ¿por qué no pedirle a Rubio que rinda cuentas sobre su trabajo legislativo, para empezar?

lunes, 21 de junio de 2010

Monsi es del pueblo

Nada mejor que el aplauso espontáneo, general, popular. Nada más gratificante para ese hombre de cabellera al viento y palabra mordaz. Nada igual para despedir a ese intelectual, poeta, periodista, escritor, cronista, librepensador, defensor de derechos humanos y de la diversidad sexual, de los derechos de los animales y de los gatos en especial.

Ningún adiós tan sentido como el de esas manos obreras, ajadas, morenas de amas de casa, de estudiantes, de trabajadoras y trabajadores que rozaron su féretro a pesar de todos los pesares gubernamentales. Ningún sentimiento tan profundo como el que ha recibido Carlos Monsiváis, el buen Monsi, el hombre de humor sarcástico y amante de las antigüedades únicas que sabía encontrar en la Lagunilla y rescatar para su gente, su pueblo, y que ha legado en El Estanquillo.

Nunca una ausencia más dolorosa que la de ese despistado que andaba siempre inmerso en sus pensamientos y que no cambió su barrio por otro de mayor estatus, o de ciudad, o de país.

Por eso es del pueblo, por eso las mejores coronas y pensamientos han cubierto la fachada de su casa y no están en Bellas Artes, ni en el Museo de la Ciudad de México.

Por eso San Simón 62 se ha llenado de cartulinas y masking tape y están firmados por los de la vulcanizadora o la tendera de la esquina, por el vecino de al lado o la del estanquillo de papelería o el estudiante de secundaria que solía caminar junto a él rumbo al metro o se lo topaba libro en mano deambulando por las aceras del barrio y era una casualidad cotidiana como todos los vecinos son casuales y cotidianos.

Porque esas y esos que hoy son niñas y niños, mañana harán leyenda de la casa de los gatos, y con el tiempo y el estudio sabrán más de los aportes a la vida de México de su morador y harán conciencia de que estuvo allí siempre.

Por eso las y los vecinos de la Portales tienen el derecho a llorarlo como ningún otro habitante de la ciudad, el país o el mundo.

Porque fue un hombre congruente con su pensar y su sentir, convicción que empapó sus obras y sus palabras siempre accesibles, cercanas, comprensibles. Porque lo mismo admiró a Juan Gabriel que a Gloria Trevi, a Carmen Salinas o a María Félix y al Indio Fernández y al Santo.

Porque enseñó con el ejemplo que cultura es la literatura y la poesía, como la escultura, la pintura o la danza, pero también el teatro y el cine y la música vernácula y el burlesque y hasta los videoclips. Porque era fácil leerlo y entenderlo, pero más cercana su palabra.

Y porque a Monsivais lo seguiremos descubriendo todavía, ¿por qué no sentirnos en la orfandad con su muerte, pero mantenerlo vivo en el ejemplo?

martes, 15 de junio de 2010

La guardería de las periodistas

Hace muchos años, y no es cuento de hadas, un nutrido grupo de mujeres periodistas decidimos apoyar la propuesta de crear una guardería para periodistas.

La demanda afloraba con frecuencia en cualquier reunión o taller de discusión y capacitación que para entonces promovían la Asociación Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras, Capítulo México y la propia (hoy agencia de noticias) Comunicación e Información de la Mujer, AC (CIMAC), para sus congéneres profesionales en el Distrito Federal y los estados.

Que las mujeres dedicadas el reporteo, o que pertenecieran al inmenso mundo sin prestaciones que es el de las colaboraciones periodísticas, tuvieran acceso a una guardería con reglas que observaran y respetaran su condición especial, era condición sine qua non para el desarrollo profesional y crecimiento de las periodistas, se quedaban truncos al momento de decidirse por la maternidad.

Las sempiternas redes de apoyo que circundan a las mujeres, no necesariamente alcanzaba a todas; y tampoco era, ni es, un asunto de derivar responsabilidades a las abuelas, las tías o las hermanas mayores o menores, que ante la falta de políticas públicas y acciones positivas por parte del Estado, finalmente siempre terminan por asumirlas, muchas veces en contra de su salud, educación, desarrollo y crecimiento.

El eterno dilema: ser periodista o ser madre
Sin una guardería, por lo menos, que realmente apoyara la singularidad de una profesión como el periodismo, cuyos horarios de trabajo se inician por la mañana, pero no necesariamente finalizan ocho horas después, muchas mujeres periodistas no podrían acceder a puestos de toma de decisiones, no podrían aumentar sus ingresos realizando giras de trabajo, pues cabía –y cupo muchas veces-- la posibilidad de que se les marginara de eventos importantes para su carrera. Las hubo incluso que decidieron no ejercer la maternidad, aun en contra de sus convicciones, pero sobre todo por falta de condiciones.

Respecto de los terrenos de la maternidad, mucho se ha dicho. Mientras los hombres no se cuestionan sobre la posibilidad del hecho, las mujeres hemos de ponderar el camino a cada paso: con el noviazgo, el matrimonio y el embarazo, por decir lo menos.

Era la década de los 90 del siglo XX. Cristina Alcayaga era presidenta de AMMPE, Capítulo México. La secundamos muchas, acudimos a su llamado y la acompañamos a reuniones de negociación con el Seguro Social para que aportara el servicio especializado (puericultistas, trabajadoras sociales, enfermeras, educadoras, lo que requiere una guardería). Visitamos directores de periódicos –como La Jornada—para conformar un fideicomiso. Por lo menos 10 diarios nos apoyaron.

Estela Livera, Elda Peralta, Tere Ponce, Lupita Díaz, Martha Guerrero, Martha Dueñas o yo, ya no necesitábamos del servicio. Nuestras hijas e hijos habían rebasado las edades de lactancia o maternal, pero sabíamos, porque lo habíamos vivido en carne propia, que un servicio así era necesario, urgente, imprescindible.

A muchos años de aquella demanda cumplida para bien de muchas otras compañeras, que se vieron beneficiadas con horarios especiales para el cuidado de sus hijas e hijos, hoy sé que la Guardería para Periodistas fue cerrada tras 20 años de dar el servicio. Tere Izquierdo, indignada lo dice claro: ¡un proyecto que no fue de generación espontánea, que conjuntó esfuerzos y voluntades, lo borraron de un plumazo!

Y, ¿por qué no dijeron nada las autoridades del IMSS, mandaron llamar a las fideicomitentes, hicieron una encuesta sobre la pertinencia de un servicio así y sí siguen haciendo las cosas a la chita callando?

Ligas interesantes: http://www.eluniversal.com.mx/notas/687549.html

martes, 8 de junio de 2010

Estamos de Mundial

Hace 100 años no había campeonato mundial de futbol ni, menos aún, México estaba en la mira del mundo como coprotagonista del partido inaugural, con el grito ahogado en las gargantas en espera del primer silbatazo.

Muy por el contrario, se disparaban las primeras balas y se empeñaban las primeras vidas en la búsqueda de un mejor gobierno, en contra del autoritarismo largamente ejercido por el dictador Porfirio Díaz y sus políticas de terror aplicadas a la población más pobre y vulnerable.

México estaba en los ojos del mundo por las revueltas que minaban la supuesta estabilidad gubernamental que por tres décadas había logrado el otrora soldado de la Reforma, seguidor y defensor de Juárez, combatiente audaz en la batalla del 5 de mayo a las órdenes de Ignacio Zaragoza, contra los franceses.

Así se gestaba la primera revolución social del siglo XX. Seguirían, en el mundo, otras: la de los bolcheviques en Rusia, la de Cuba con Fidel Castro a la cabeza, la de los claveles en Portugal, la sandinista en Nicaragua y la de El Salvador con el Frente Farabundo Martí, por ejemplo.

En los albores de la Revolución mexicana, el clima de tensión crecía, las revueltas afloraban y emergían los caudillos Zapata y Villa, Madero y Carranza, las familias Flores Magón y Serdán, los periodistas Filomeno Mata y Heriberto Frías, John Reed y los Casasola.

Las revueltas modernas

México vive hoy otras revueltas. Más allá de las barricadas de seguridad que se prevén para salvaguardar el Ángel de la Independencia ante los embates de las hordas que festejan a sus pies lo que sea: ganar o perder, participar sin más –todo sea por tomar las calles--, el país se debate en medio de la injusticia y la desconfianza.

Cananea se vuelve tierra de nadie, piedra de choque y surgen los intereses empresariales, gubernamentales y laborales. El incendio de la guardería ABC esconde en las cenizas las vergüenzas de un gobierno despreciable por indolente. La pobre y multicitada Paulette yace cubierta por tierra llena de corrupción y negligencia. Y Palacio Nacional vuelve a ser objeto de asalto.

En plena Decena Trágica, en 1913, cuando el Presidente Madero y su vicepresidente Pino Suárez perdieron la vida, la Puerta Mariana había sido abatida por un cañonazo. En 1976, miembros de la Central Campesina Cardenista prendieron una fogata para quemar esta misma puerta y presionar así a las autoridades de Hacienda, reacias al diálogo.

Hoy ha sido la puerta central, sobre la que pende la Campana de la Independencia. Un histórico portón con más de 400 años de vida. Para algunos, sólo un madero labrado, un obstáculo por franquear; para otros, un bien de la nación, un inmueble lleno de historia, un patrimonio de las y los mexicanos. Lo peor: el magisterio concientizado, que se presupone ha sido el autor de la agresión. Esos profesionales que se piensa saben de historia, pues la enseñan; que educan y son ejemplo –o debieran-- del respeto a la nación y sus monumentos.

A 100 años, de festejos a festejos

Como hace cien años, México se encuentra en el desgobierno, en manos de un sector conservador e inoperante, que ha demostrado conocer y ejercer lo que son la corrupción y el amiguismo, vicios sociales contra lo que supuestamente luchó y que ahora asume sin vergüenza alguna. Como Díaz; el PAN, los Fox y los Calderón.

Como entonces los festejos del centenario de la Independencia, hoy el mundial de futbol. Como entonces, en la impunidad de la represión porfirista contra henequeneros, cañeros o mineros y sus familias. Como hoy, en la impunidad de la violación a los derechos humanos, el asesinato y persecución de defensores y activistas, el feminicidio de Juárez y la violencia contra las mujeres en el país entero.

Y, ¿por qué no preguntarse dónde quedó el Estado de derecho en estos cien años de demandas ciudadanas y luchas por los derechos sociales y humanos que tantas otras vidas nos han costado?

martes, 1 de junio de 2010

El delgado hilo de la confianza

Si el hilo se rompe por lo más delgado, nada es de extrañar la renuncia de Alberto Bazbaz a la Procuraduría General de Justicia del Estado de México.

La ciudadanía se mueve en esas aguas, en el sexto sentido que ha aprendido a desarrollar para confiar o no en determinadas autoridades, líderes y personajes. En el caso de Bazbaz, el problema va más allá de la simple pérdida de la confianza ciudadana. Enrique Peña Nieto dice que este mal paso no tendría por qué afectar su carrera hacia Los Pinos. Debería preguntarse hasta dónde esa confianza ciudadana perdida, también le afecta en su capacidad de tomar decisiones como jefe y líder de lo que debería ser un gobierno de vanguardia, como la propia sociedad espera, después de tanto desatino panista.

La que sí merece un reconocimiento en su lucha por recuperar la confianza perdida hace muchos años, es la Suprema Corte de Justicia. Acostumbrados, como estábamos, a que se hacía lo que se dictaba desde la casona de Parque Lira, sorprenden ahora los últimos y definitivos dictámenes en materia de respeto a los derechos humanos y al libre albedrío.

La llamada Ley Robles, que fue el espaldarazo que se necesitaba para que el aborto fuera legal y gratuito en el Distrito Federal, siempre bajo reglas claras. La constitucionalidad del matrimonio entre personas, aunque sean del mismo sexo; y apenas hace unos días, la obligación de las autoridades del sector salud, de informar sobre la píldora anticonceptiva de emergencia y ofrecerla en disponibilidad, dejando en manos de las mujeres que han sufrido un evento de violencia sexual la decisión de tomarla o no.

México tiene que caminar hacia la democracia participativa, donde sus ciudadanas y ciudadanos tengan el derecho y todas las opciones para decidir informadamente sobre lo que su conciencia y valores les dicten. La autorización legal no obliga a nadie a recurrir al aborto, ni a la pastilla; como tampoco al divorcio o al matrimonio.

Chato se ha quedado el gobierno de Felipe Calderón y su camarilla de cuates dando brincos sin huarache, aferrándose a encontrar un supuesta anticonstitucionalidad en algunas decisiones de gobiernos que no les son afines; o en otras dentro de su propio ámbito, apegadas al auténtico Estado de derecho y no a visiones y concepciones facciosas.

La Suprema Corte, en actos valiosos, independientes y autónomos, incluso dando un ejemplo que va más allá de las ideologías personales de quienes la componen y sustentando sus veredictos en la ley y la Constitución, les ha dado el revés.

Pero no hay que perder de vista que la confianza es la parte más delgada del hilo. Se puede romper con mucha facilidad y tirar por la borda todo el tejido elaborado.

Y, ¿por qué no darles ese voto de confianza, sin perderlos en la mira, a quienes tienen en sus manos la justicia en México?

martes, 25 de mayo de 2010

Paulette, un accidente rumbo a la presidencia


El controversial fallo oficial respecto de la accidentada muerte de Paulette Gebara Farah, ha dejado mucho qué desear en el colectivo social. Especulaciones, verdades a medias, interpretaciones y hasta apuestas se cruzaron durante semanas en cafés y sobremesas. Las declaraciones y entrevistas, públicas o para las investigaciones ministeriales, arrojaban resultados mucho más juiciosos que al que ahora nos enfrentamos.

No cabía en en el imaginario social que policía y peritos no hubiesen encontrado a la pequeña bajo la cama, que se le haya escapado al fino olfato del escuadrón canino, que en esa recámara macabra hayan dormido, varias noches, personas distintas y no hubiesen sospechado nada, que las lágrimas a veces efímeras y la serenidad que acompañaban las declaraciones de la madre o el padre no ocultaran una cierto conocimiento de lo que había sucedido.

Y todo terminó con un simple “accidente”.
¿Accidente de quién? ¿Quién será ahora la o el responsable de ese accidente? ¿Quién tendrá la culpa de ocultar ese accidente mortal? ¿Por qué si fue accidente, se ocultó el cuerpo, se dio por desaparecida o secuestrada a la niña, se pidió la intervención de policías extranjeras, incluso?

Ahora sobran mucho más preguntas que en el momento mismo en que vimos aparecer espectaculares y fotocopias en todas las cajas de los supermercados, pidiendo ayuda por si reconocían y sabían del paradero de la pequeña.

Lo único cierto es que dejó mucho qué desear lo que se veía como –posiblemente-- una nueva y confiable forma de investigación ministerial: la científica. Tan poco acostumbrados estamos a que existen avances científicos, a que no todo es cuestión de interrogatorios y torturas y a que la criminalística y otras disciplinas que la acompañan pueden develar escenarios escenarios en la ejecución de un crimen, que cuando el procurador mexiquense Alberto Bazbaz Sacal sacó el tema a colación, no poca gente se burló y hasta sugirió la conformación del laboratorio mexicano al estilo CSI.

Carambola de tres bandas
Bazbaz no sólo se quedó atrapado en un escenario de fantasía. Ahora se pide su cabeza, pero habría que recordar que este señor fue designado como titular de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México precisamente por Enrique Peña Nieto, quien hasta antes del fallo lideraba las encuestas de preferencia en la carrera a la Presidencia de México. Hoy, conforme a un sondeo de opinión publicado en el diario español El País y efectuado por Demotecnia, a cargo de María de las Heras, Peña Nieto tiene 76 por ciento de opiniones en su contra, 45 por ciento de la ciudadanía expresa una peor opinión del gobernador mexiquense y sólo 23 por ciento se mantiene firme en su confianza.

¿Obnubilado por su creciente popularidad –o atrapado en su propia telenovela-- olvidó revisar perfiles y responsabilidades de cargos? ¿O fue sólo un ejemplo, como muchos que tenemos y conocemos, de que gusta de rodearse de los buenos amigos que le han acompañado en diversos momentos? Si esto es cierto, habría que preocuparse. Ya tenemos un gobierno federal en manos de quien se ha circundado de una camarilla íntimamente ligada a la amistad y poco pensada en los perfiles y capacidades propias de las responsabilidades de las políticas públicas y compromisos por desempeñar, con resultados bastante negativos para la economía y el desarrollo social del país.

Mantener viva la memoria
Lo cierto es que Paulette, accidentada o no, está muerta. Más verdad es que quien tuvo que ver con ese accidente, por acción u omisión, ha quedado oficialmente en la impunidad. Peor es que esa impunidad está sustentada en la “ciencia” y la “investigación profesional” de policías, ministerio público, cuerpo de investigadores y autoridades de justicia, que han emitido un fallo final. Muchísimo más grave es que se sepa, y esté en el medio, la sempiterna colusión amparada en la amistad y los financiamientos millonarios que ligan a la familia Gebara con el viejo jerarca Arturo Montiel.

De las Heras afirmó que los resultados de la encuesta señalan que “en el caso Paulette, la gente ya no sabe si pensar que se pecó de negligencia, corrupción o estupidez; en cualquiera de los tres casos, el costo para Peña Nieto puede ser muy alto”.

Y, ¿por qué no hacer un esfuerzo por mantener en la memoria colectiva este tipo de yerros, con miras a definir nuestro voto en 2012?

martes, 18 de mayo de 2010

Justicia para Callejerito

A John y Sole, por su lucha infinita

Los tres culpables del artero crimen de un nayarita can callejero están ahora en la picota. Pocas fueron las horas que pasaron detenidos, pero serán peores las que vivan en libertad, pues el fatídico video que tuvieron la osadía de subir al internet para mostrar su “hombría”, su “valentía”, su “osadía” y “triunfo” ante un ser vivo indefenso, inocente y aterrado, les valió la posibilidad de saltar a la fama, sí, pero también la condena pública.

Las redes internautas defensoras de los derechos de los animales han incluso puesto dinero para quien logre darles un escarmiento digno del asesinato.

Las autoridades no cuentan con leyes a la altura. Sus intenciones –si creemos en la buena fe—están maniatadas, son escasas y por ende, asesinos como éstos, salen libres por unos cuantos pesos.

La crueldad genera sed y se quiere más.

Por eso se ha hecho un llamado público. La exigencia es por leyes que protejan a los animales, por justicia para canes como Callejerito, por castigo real para quienes se inician en las fechorías cometiendo estos asesinatos que devienen en más y más hasta convertirse en asesinos de personas indigentes o niñas y niños o mujeres, como en Ciudad Juárez, piedra de toque para el feminicidio.

México no sólo se ha enterado de esta atrocidad. El mundo es ahora testigo y las redes internacionales han condenado el hecho. Ghandi advertía que la grandeza de una nación se mide por la forma en que trata a sus animales.

La marcha del 22 de mayo

Este 22 de mayo quienes aman a los perros, a los gatos, a las aves, a los animales en su conjunto, estarán marchando pacíficamente del Ángel de la Independencia al Zócalo para demandar leyes mejores en favor de la vida de los animales y respeto a sus derechos como seres vivos. La cita es a las once horas de la mañana.

Se pide esterilización gratuita y masiva, que se cierren las perreras y se creen refugios desde donde puedan ser adoptados, eliminar las ventas irresponsables y sin vigilancia de cachorros, campañas en contra de la venta de animales silvestres, campañas informativas y de educación para difundir los derechos de los animales.

Se pide que a la marcha, de la que se sabe tendrá réplicas en casi todos los estados del país, no se acuda con perros para evitar que se deshidraten o padezcan estrés, más allá de provocar conflictos con otros canes o lastimarlos por caminar sobre el asfalto caliente.

Se pide acudir de blanco.

Ejemplos en el mundo

Mucha gente ha visto y comenta los programas de César Millán, El encantador de perros, un mexicano avecindado en Estados Unidos que nos advierte cotidianamente sobre los errores humanos al tratar de educar a nuestros canes.

Mucha más ha visto lo que ocurre cuando los animales domésticos, de granja y silvestres sufren cuando no son atendidos en forma debida y se sucede el maltrato en todos esos otros ejemplos televisivos de los países donde existe policía especializada en rescatar animales.

Marcas de alimento canino hacen campañas en favor de la adopción de canes y gatos callejeros, tratando de ofrecer hogares con cariño.

La historia de Aslan

Era un caniche pulgoso, mugroso y lleno de rastas cuando llegó a casa con posiblemente un año y medio de edad. Sólo el veterinario supo lo que había sufrido. Tenía un par de sendos colmillazos en su cabeza, purulentos y desagradables. Sólo le faltaba un baño, una cama caliente y comida para que se convirtiera en el perro guardián que ahora es, agradecido, cariñoso, juguetón.

Lo trajo Coby, mi hijo, sabiendo que mi corazón es un hotel perruno. Hoy, a cinco años de aquella vieja historia arrancada de entre las llantas de un camión de basura, Aslan es un miembro más de la familia, que goza lo mismo de salud y cuidados, que de vacaciones en la playa, una cama segura y cálida y un parque donde corre con sus amigas y amigos bajo la seguridad y supervisión de la manada que formamos parte las dueñas y dueños de otros canes.

Y, ¿por qué no adoptar una perra o un perro, una gata o un gato y hacernos cargo, pero también demandar leyes que castiguen a quienes son capaces de abandonarlos, maltratarlos e incluso matarlos impunemente como estos tres salvajes nayaritas?

lunes, 8 de marzo de 2010

Las Insurgentes


Se trata de un movimiento social y ciudadano “que surge del trabajo y la pasión”, como dijo Ruth Zavaleta, de una propuesta multifacética donde, no sólo las mujeres, sino también los hombres que la integran, demanden una reorganización del Estado, de la seguridad social, de la relación entre las parejas y las familias, para “que podamos contribuir a enriquecer esta nación en condiciones de igualdad”.

Al llamado de mujeres como Rosario Robles, Patricia Olamendi, Ruth Zavaleta y muchas más que han encabezado iniciativas en favor del mejoramiento de las condiciones de las mujeres, cientos de congéneres nos vimos congregadas en un espacio de coincidencia, porque “hoy queremos estar al frente de la revolución y encabezar el cambio”, dijo Zavala.

Y porque es imprescindible un modelo diferente de sociedad, afirmó Robles, lo que implica conciliar la vida laboral con la vida familiar, donde los cuidados que sólo tocan a las mujeres, sean responsabilidad de la pareja, del Estado y de la sociedad.

Junto con líderes de movimientos urbanos estaban María Angélica Luna Parra, Laura Carrera, Teresa Glasé, Teresita Gómez de León, Rocío Bolaños, Guadalupe López, Rocío Villagarcía, Rosa María Gómez Saavedra, todas ellas periodistas, políticas, activistas, militantes, feministas, funcionarias actuales de gobiernos federales y estatales que vinieron desde Oaxaca, Puebla, Guerrero, Morelos, actuales luchadoras o antiguas promotoras de iniciativas como el Grupo Plural Pro Víctimas, conformado en los noventa para avanzar en políticas contra la violencia hacia las mujeres.

Apenas a 48 horas de conmemorar el Día Internacional de la Mujer, el movimiento de Las Insurgentes nació con el pacto de reunir un millón de firmas en favor del manifiesto Soy Insurgente que sustenta sus demandas en las actuales condiciones que viven las mujeres:

♀ 1 de cada 4 hogares mexicanos lo sostiene una mujer sin mayores apoyos de pareja ni del Estado

♀ 18 por ciento de los hogares mexicanos no cuentan con sistema de drenaje

♀ 40 por ciento de las mujeres mexicanas trabajan fuera de su casa

♀ Muchas más trabajan al interior del hogar por falta de condiciones que les permita acceder a un puesto en el mercado laboral

Olamendi instó a romper las cadenas, Robles a iniciar una nueva independencia pacífica y democrática, a ser mexicanas al grito de la igualdad, la libertad y la paz; a ser dignas herederas de las mujeres que nos dieron patria en 1810.

Porque además, de lo que se trata es de promover el debate y generar un diálogo con las y los de abajo, de ser y dar voz de quienes no son escuchados, y porque es momento de las mujeres y los hombres de México rescatemos al país.

Porque 2010 ha de ser un año que trascienda las celebraciones bicentenaria y centenaria, es que esta iniciativa se lanza en la búsqueda del millón de firmas para avalar estas demandas, las que habrán de juntarse para el mes de noviembre.
Manifiesto, Soy Insurgente porque:

♀ Me rebelo ante el hecho de que dos millones de mujeres carguen leña para cocinar y calentar sus hogares.

♀ No acepto que 10 millones de mexicanas y mexicanos carezcan de agua potable, y que las mujeres, niñas y niños tengan que acarrearla

♀ Me indigna el hambre y la desnutrición de millones de compatriotas

♀ Quiero una sociedad en la que mujeres y hombres compartamos el cuidado y la atención de hijas e hijos, así como compartimos los gastos del hogar

♀ Las mujeres podemos ser más productivas y acceder a mejores puestos y salarios si contamos con guarderías y escuelas de tiempo completo con servicios de calidad

♀ Los hombres deben tener prestaciones laborales para compartir la tarea de cuidar a las hijas e hijos, verlos crecer y disfrutarlos más tiempo

♀ Es injusto que se presione a las jóvenes a no tener vida personal para obtener un mejor puesto en el trabajo

♀ Es vergonzoso que la maternidad se utilice para discriminar y excluir a las mujeres

♀ Son necesarios comedores populares y centros de atención y cuidado públicos para las personas con discapacidad o adultas y adultos mayores

♀ Es hora de reconocerle a las mujeres el trabajo que realizan en la casa

♀ Quiero una sociedad en la que las mujeres no sean víctimas de golpes, humillaciones o maltratos. En la que sus cuerpos no sean considerados mercancía

Y, ¿por qué no adherirse al manifiesto a través del correo-e lasinsurgentes@gmail.com o al teléfono 5533.4606?

miércoles, 24 de febrero de 2010

Más mujeres a las Cámaras


1953 fue un año crucial para las mujeres mexicanas. Alcanzamos la mayoría de edad cívica y con ello la ciudadanía. El simple hecho, demandado por años, de votar y poder ser votadas a cargos de elección popular, nos puso en justa igualdad con los derechos civiles otorgados, hasta ese momento, a los hombres. Desde entonces, la posibilidad de acceder a una diputación, senaduría, alcaldía, gubernatura o presidencia, incluso, es un hecho.

Pero la historia real ha sido otra. Que una ley consigne esta posibilidad no decanta necesariamente en que las mujeres tengamos mayor participación en esos cargos de poder. Los partidos políticos de centro, derecha o izquierda no han sido capaces de impulsar a sus cuadros femeninos por sí mismos, y muy por el contrario, han tenido que ser obligados a ajustarse a medidas compensatorias que luego invalidan con artimañas poco sanas para la consecución de una democracia incluyente.

Mientras la historia de la conformación de la militancia de los partidos nos arroja siempre una participación mayoritariamente femenina, la respuesta de los miembros dirigentes a su apoyo y empuje, ha sido dejar a las mujeres en las bases.

Primero como recomendación y luego como una obligación, pues así está asentado en la ley electoral, el Instituto Federal Electoral vigila que los partidos efectivamente postulen un porcentaje determinado de personas de un mismo sexo en sus listas de candidaturas.

Sin embargo, esta acción afirmativa no se cumple del todo, siempre encuentran la forma de darle la vuelta: en los listados postulan a mujeres, casi siempre en las suplencias cuando se trata de mayoría relativa; y en general, están en las listas de representación proporcional, casi siempre en las posiciones donde es más difícil su acceso a las cámaras

Así, se cumple formalmente con la obligación, pero no en la realidad. En el papel aparecen los nombres femeninos, en los hechos, las mujeres no están. Cuando hubo posibilidades de denunciar estas artimañas, los nombres femeninos subieron de escalafón en las listas plurinominales y alcanzaron algunos renglones en las candidaturas mayoritarias, pero volvieron los juegos sucios y un buen día nos despertamos con las llamadas “juanitas” que renunciaron a favor de sus suplentes, claro, hombres; y lo peor, sus maridos, hermanos o parientes.

La idea de incorporar a las mujeres a los recintos legislativos tiene, entre sus múltiples facetas, la de empoderar a las mujeres, la de llevar allá la visión femenina, un modo diferente de mirar e interpretar el mundo; la de promover ejemplos claros y propositivos de que las mujeres tienen la capacidad de realizar trabajos iguales; la de incentivar el crecimiento político de muchas otras que quieren, pero no alcanzan a dar el paso.

Y como nadie nace sabiendo, la propia ley prevé hasta dos por ciento de financiamiento para capacitación, promoción y desarrollo del liderazgo político femenino, de tal manera que las nuevas legisladoras lleguen preparadas a ejercer estos cargos.

El ejercicio de dicho presupuesto debería elevar el nivel de conocimiento legislativo de las mujeres que contienden y ganan una curul. Sin embargo, nuevamente los hechos revelan algo muy distinto. La renuncia de 13 diputadas a la actual legislatura, cediéndoles su lugar a igual número de varones, dejó en claro que la capacitación fue infructuosa y a la Cámara con una participación femenina de 112 diputadas, apenas del 22.4 por ciento del total.

En tales circunstancias habría que revisar los objetivos y contenidos de la capacitación política y legislativa que se ofrece a las mujeres, así como aplicar algunos otros candados, como el de que sus suplentes sean también mujeres. Así, las legislaturas tenderían a tener efectivamente un porcentaje más equilibrado en materia de género.

Y, ¿por qué no trabajar para hacer cumplir las leyes y no estar buscándoles el lado flaco para evadirlas?