martes, 15 de marzo de 2011

Hablar de lealtad

Dicen las malas lenguas que en el amor y en la guerra (no) todo se vale. El paréntesis es una excelente intromisión de Ana Guerra. Y bien vale la pena hacerlo visible, porque en ambos terrenos, la lealtad tiene un profundo significado, íntimamente vinculado a la traición.

Según dice el DRAE, lealtad es, en una primera acepción “el cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien”, y en una tercera, “legalidad, verdad, realidad”.

Por otro lado, la traición la define como la “falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener”, y más allá de las traiciones contra la Patria, añade que es una falta a la lealtad o a la confianza.

En la guerra

Desde estudiantes, nos enseñaron que la lealtad era, principalmente, hacia la Patria, y en su nombre haríamos todo lo posible por su defensa.

El concepto de lealtad es mucho más amplio. Atraviesa las relaciones que establecemos en toda sociedad, ya sea en lo laboral o en lo familiar, por mencionar sólo un par.

Y es que como trabajadoras o trabajadores, el sentido de “ponerse la camiseta” implica necesariamente entregar una lealtad a la empresa para la que se labora.

Ese valor cívico, en el caso de las y los compañeros de Radio13 fue traicionado. Crédulos de la honestidad con que la empresa aseguró solucionar sus problemas de pagos puntuales de salarios, el equipo se mantuvo trabajando.

Fueron no sólo los tres meses de labor sin salario, fue la esperanza de ver cumplidas las promesas de pago, de mantener sus puestos de trabajo y seguir contando con un ingreso, pero también seguramente estaba la gran expectativa de muchas y muchos periodistas, seguir ejerciendo una profesión que abrazamos.

Sin embargo, con una total falta de respeto y quebrantando la confianza que habían puesto, la empresa les respondió con una baja definitiva.

En el amor...

...también hay traiciones. Faltar a la verdad en una relación íntima resquebraja la confianza, se rompen lazos otrora de valor y valiosos, y se termina por provocar sentimientos para nada inocuos.

Estas historias no son nuevas. Muchas y muchos hemos tenido experiencias de ambos tipos, y sin embargo volvemos a poner el corazón en nuevos proyectos, renovamos energías y damos el salto. Ante la adversidad, un concepto trillado pero no por ello, menos vigente: una sonrisa.

3 comentarios:

  1. Yolito!

    Qué bonita reflexión, caray! Lo que necesito ahorita es sonreir, con eso de que cierta empresa no me quiere pagar lo acordado... Esta gente que piensa que el Google Translate les puede hacer el trabajo!

    En fin, te mando un abrazote, bien fuerte, ya sabes, y toda la buena vibra posible =D

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  2. Yolito hermosa!!

    Que lindo lo que escribes, tienes razón, la lealtad, en cualquiera de sus acepciones es muchas veces desvalorada, pero no por eso poco importante. ¿Qué me dices de la lealtad con una misma? ¿No es esa quizá la más necesaria para dar pasos firmes?

    Te mando muchos besos!

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  3. Muchas gracias mi querida Yolo que difícil resulta hablar de valores en estos tiempos. Es precisamente la delgada línea del perímetro de tu definicón. + “el cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien". Octavio Paz tiene reflexiones muy fuertes sobre el mexicano y sobre este tema de la traición en particular. No quisiera hacer suposiciones sobre un eco histórico implícito en nuestra cultura. Pero definitivamente estos valores se viven bajo un fuerte pragmatismo. Creo que sí, la sonrisa es el premio de consolacion ante una desdicha; pero creo que con un constante cuestionamiento se podría lograr un cambio significativo a pequeña escala. Sigamos así! Todo mi cariño para ti.

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